Acerca del país realmente existente, la encuesta de IPSOS aplicada en el mes de fiestas patrias expone algo mucho más interesante que lo que dijeron los discursos oficiales. Además de pintar el desencanto respecto de las instituciones estatales, el sondeo recogió elementos de importancia en torno a cuál es la visión que hoy en día tienen los peruanos acerca de su país.

Por cierto, Dina Boluarte sigue en caída libre. En julio, su nivel de aprobación solo fue de 14%; recuérdese que al comenzar el año andaba en 20%. La ciudadanía la desaprueba crecientemente. Algo aún peor ocurre con el Congreso: su nivel de aprobación fue de 9%, el más bajo en los dos años que los actuales padres y madres de la patria llevan en sus escaños.

Por último, el Poder Judicial, tercera pata del Estado, fue desaprobado por tres de cada cuatro encuestados (73%), nivel que es mayor todavía en el sector socio-económico A (86%). Desde luego, no habrá referencia alguna a estas cifras en los pomposos discursos del Día del juez, que este 4 de agosto encuentra su fecha en el calendario.

Entre los encuestados en Lima, López Aliaga mantuvo un nivel mayoritario de desaprobación: 54%, que es el mismo registrado en junio y es el mayor desde enero, cuando se instaló en la alcaldía. Sus mayores niveles de aprobación se hallan en los estratos A y B.

Pero en el ámbito político surge un par de datos sorprendentes. Para la mayoría de encuestados (72%), las próximas elecciones deberían realizarse en la fecha más próxima de aquellas que se les planteó en la tarjeta de la encuesta: abril de 2024. No obstante, 89% del total de encuestados declaró que no sabría por quién votar.

Ahí está el ciudadano peruano, “en la calle”, con un gran malestar y sin opciones. En esa paradoja reside el entrampamiento de una situación para la que no se vislumbra salida. Los memoriosos tendrán que esforzarse para encontrar otro momento que sea similar.

Finalmente, tómese nota de que para el ciudadano los dos temas a los que el gobierno (este o cualquier otro) debería dar prioridad son, por encima de cualquier otro, la lucha contra la delincuencia (44%) y la lucha contra la corrupción (43%). ¿Está abonado el terreno para el ya mítico “Bukele peruano” que algunos pronostican?

Sentimientos que le genera el Perú

Esta indagación de la encuesta fue formulada con una tarjeta y la respuesta aceptaba varias opciones. De un lado hubo respuestas, digamos, positivas: orgullo (32%), esperanza y optimismo (29%), amor, cariño (24%). Todas ellas obtuvieron respuestas más altas en Lima que en el interior, pero solo el orgullo y el amor fueron mayores en el estrato A, no así la esperanza y el optimismo.

De otro lado quedaron las respuestas que podríamos considerar negativas: pena (26%), vergüenza (21%), rabia-odio (11%). No es sorprendente que la rabia y el odio fueran mayores en el estrato E. Sí es destacable que pena y vergüenza obtuvieran sus niveles más altos en el estrato A.

Complementariamente, las mayores razones por las cuales se “siente vergüenza de ser peruano” son: la corrupción (50%), la delincuencia (49%) y la falta de justicia (43%).

Como ya resulta previsible, la mayor razón de orgullo es la cocina y la gastronomía (47%), con el ceviche como el plato preferido. Gastón Acurio es el empresario más admirado (29%).

Un dato de interés es que una quinta parte de encuestados (22%) manifestase “sentimientos encontrados” y que otro 11% escogiera “indiferencia, nada” como respuesta a la interrogante sobre los sentimientos que genera el país en los peruanos.

Toda esta información es valioso material empírico a ser contrastado con la palabrería de los discursos patrioteros que, como cada año, han inundado los discursos oficiales celebratorios de las fiestas patrias. Que rápidamente pasan al olvido. Como lo merecen.