Un bien documentado informe de IDL Reporteros, publicado el 26 de agosto, ha detallado decisiones adoptadas en el cargo por la Fiscal de la Nación, que merecen explicaciones convincentes de su parte. Guardar silencio, que hasta ahora ha sido la opción de Patricia Benavides, daña la imagen de la institución en un momento en el cual el trabajo de los fiscales en materia de corrupción resulta de la mayor importancia y debe ser respaldado por la ciudadanía.

Benavides cambió de puesto a fines de julio a la fiscal Bersabeth Revilla, quien estaba a cargo de una investigación sobre su hermana mayor, la jueza Enma Benavides. Días después declaró que lo había decidido con base en un informe de baja producción, que en realidad no solo carecía de fundamento sino que resultaba contradicho por los datos existentes acerca del desempeño de Revilla. Esta reveló entonces en una entrevista que Benavides –antes de ser designada Fiscal de la Nación– intercedió ante ella por su hermana investigada en relación con libertades inexplicablemente concedidas a algunos narcotraficantes. La jueza Enma Benavides es propietaria de un total de diez inmuebles, cuatro de ellos adquiridos entre 2013 y 2018, y dos vehículos, uno de ellos una camioneta Porsche.

Revilla también estaba a cargo de una investigación contra otra de las hermanas de la Fiscal de la Nación, la jueza Ruth Benavides, por la contratación irregular de un total de 242 trabajadores para la Corte del Callao entre 2019 y 2020. Finalmente, Bersabeth Revilla renunció, lo que acaso era el objetivo perseguido por la actual Fiscal de la Nación.

El trabajo de los fiscales no merece esta mancha

El equipo especial constituido en el Ministerio Público para investigar los varios casos de corrupción en el entorno del presidente Pedro Castillo, y encabezado por la fiscal Marita Barreto, viene trabajando con independencia y decisión. Pese a la repetida obstaculización de su trabajo –como impedir a los investigadores el ingreso a las dependencias de Palacio de Gobierno donde se ocultaba la cuñadísima del presidente ahora detenida o buscar la destitución del coronel Harvey Colchado que jefatura el equipo policial de apoyo a los fiscales–, la investigación fiscal avanza, recabando evidencias en dirección de construir un caso sólido.

A todos nos interesa que esa investigación, cual sean los resultados, no solo se haga con rigor profesional sino que además no resulte ensombrecida por sospecha alguna. Es verdad que, hasta ahora, la Fiscal Benavides ha respaldado el trabajo del equipo especial y se ha pronunciado enérgicamente contra los ataques que recibe su trabajo. Pero si se confirma que ella, en el cargo, ha tomado decisiones en beneficio de dos hermanas suyas que se hallan bajo investigación por lo que parecen ser comportamientos impropios de la judicatura, dudas y sospechas recaerán sobre el trabajo de la institución que dirige Patricia Benavides.

Por de pronto, los descarados defensores del entorno presidencial continuarán enlodando el trabajo del Ministerio Público. Y es preciso cortar resueltamente esta coartada.

De allí que sea preciso que la opinión pública enterada, que está pendiente del trabajo de los fiscales en los varios casos de corrupción organizados o coordinados en Palacio de Gobierno, exijan a la Fiscal de la Nación el esclarecimiento de los señalamientos bien fundamentados que apuntan a una conducta irregular de su parte.