El destape del ir y venir a la casa de Breña puede ser decisivo para vacar la presidencia de la república y, tal vez, poner a Pedro Castillo a disposición de la justicia. Si, a cuatro meses de su elección, la ciudadanía estaba decepcionada por la ineptitud del profesor, el tráfico de influencias demostrado por la adjudicación de obras públicas a representantes de las empresas ganadoras que visitaron a Castillo puede hacer que el vaso rebalse.
Según la encuesta mensual de IPSOS, en noviembre la mayoría de entrevistados (58%) no confiaba en el presidente que elegimos en junio. La razón principal que se daba para desaprobar a Castillo eran sus “nombramientos desacertados” (70%), pero el respaldo a la vacancia solo congregaba a 30% de los encuestados. Luego de hacerse públicas las “visitas” a la casa de Breña, la confianza debe haberse desplomado y la aprobación a la vacancia acaso ya sea mayoritaria. Esos probables cambios en la opinión pública se basan en la comprobación de que a la demostrada incompetencia de Castillo para desempeñar el cargo ha venido a sumarse la sospecha fundada de corrupción.
Hubo un antecedente que llegó a las puertas del despacho presidencial: los “ahorros” del secretario de la presidencia, Bruno Pacheco. Una vez descubiertos los veinte mil dólares en el baño de su oficina, gracias a un acucioso fiscal, Castillo dejó pasar varios días sin tomar decisión alguna y esperó hasta que el ahorrador secretario renunciara. Luego de las explicaciones presidenciales, del todo insuficientes, Breña toca directamente al propio Castillo y hace inteligibles tanto algunos nombramientos ministeriales como la condescendencia presidencial con gentes de su entorno que distan de lucir limpios.
El rol del periodismo de investigación
En las últimas décadas los medios de comunicación se han constituido paulatinamente en un poder cuya credibilidad supera al de muchas otras instituciones. Más aún, en su proceso de crecimiento los medios se han alimentado del descrédito de instituciones como los partidos políticos, el Congreso y el sistema de justicia. En cierta medida, los han reemplazado como “lugar” para ventilar los asuntos públicos, concitando una audiencia relativamente importante que ha sido desengañada por el funcionamiento de las instituciones tradicionales.
El éxito de una empresa periodística se ha cifrado en su capacidad para competir en la tarea de obtener, procesar y transmitir información que, en cierta medida, desnuda las carencias de otras instituciones y se alimenta de ellas. Este desarrollo llevado a cabo en el país corresponde a una redefinición del papel de los medios en el mundo. La transformación tecnológica ha hecho posible la aparición, desde el mundo de la comunicación, de protagonistas de primera fila; uno de los primeros fue CNN pero muchos otros han seguido esa ruta. Y en los últimos años los canales disponibles en YouTube vía streaming han abierto vías alternativas a un uso, relativamente barato, de formas de comunicación masiva.
Un instrumento clave en ese proceso es el periodismo de investigación, una forma de ejercicio periodístico que hace treinta años no existía entre nosotros. Se ha convertido en una especialidad respetada que, a diferencia del reportaje de calle, consulta fuentes y archivos, coteja datos y verifica hipótesis antes de publicar. En muchos casos, una buena investigación periodística es la que lleva a un proceso judicial, como vemos que ocurre en estos días. Se invierte así los roles de medios y justicia; esto es, no es el medio el que da cuenta de lo que ocurre en el proceso sino es el que impulsa y guía la tarea de fiscales y jueces.
Por cierto, ese acrecentamiento del papel de los medios no está exento de los males que penetran la sociedad toda. En primer lugar, la dependencia de los medios respecto de poderes e intereses económicos, o de sesgos ideológicos; en segundo lugar, la corrupción que, extendida en las relaciones sociales, encuentra en la utilización de los medios un vehículo muy importante. En el Perú, como en el mundo, el camino de profesionalización de los medios no los ha independizado de modo suficiente ni de la vinculación con grupos de poder que los utilizan en provecho propio, ni de las necesidades que impone competir en el mercado de la información, que en ocasiones se vale de un sensacionalismo irresponsable. En ese campo, los abogados de las partes entregan información –cierta o falsa, verdadera o sesgada– a los medios, en la medida en que su difusión beneficie al cliente.
Con el propósito de competir o con el de servir a determinados intereses, en los medios se señala, acusa y sanciona socialmente muchos casos que, de acuerdo a las disposiciones legales, debieran ser de competencia exclusiva del sistema de justicia; entre esos casos se encuentran algunos que han sido tratados, o pueden serlo, de manera benigna o complaciente por fiscales o jueces. En los medios se presenta los hechos –no siempre fielmente sino, más bien, acentuando su espectacularidad–, se interroga testigos, sopesa elementos probatorios, examina y discute hipótesis, y en definitiva se establece o descarta responsabilidades en el campo civil, y culpabilidades o inocencias en el campo penal. Los resultados, con mucha, poca o ninguna base, a su vez son reproducidos en la impunidad de los mensajes difundidos en las redes sociales.
El periodismo de investigación aporta elementos algo más sólidos que la apurada tarea diaria de la redacción. Un buen periodista puede invertir días o semanas en indagar y cotejar testimonios y evidencias. De allí que sus conclusiones pueden tomarse en serio.
En el caso de Breña, aunque se sospeche que la investigación hecha por América TV haya sido promovida por quienes –desde antes de que Castillo tomara posesión del cargo– persiguen vacarlo, los resultados son beneficiosos para el país. Es lo que también ocurre con las unidades de investigación de El Comercio y La República, y con el aporte de IDL Reporteros, a cuyo trabajo hay que agradecer el haber puesto a la luz más de un negociado y el desnudamiento de personajes réprobos como, por ejemplo, los dos pretendientes de un sillón en el Tribunal Constitucional que tienen antecedentes policiales. Más que los artículos de opinión, que con frecuencia promueven causas y personas indefendibles, el periodismo de investigación revela aquello que se quiere ocultar.
Este martes 7 el Congreso decidirá si admite o no la proposición de Patricia Chirinos que, justificada en el estilo achorado de su autora, busca la vacancia. Sea cual sea el resultado esta vez, como ha señalado Augusto Álvarez, Castillo ya está en el camino que antes conocieron PPK y Vizcarra. El periodismo de investigación ha contribuido a situarlo en ese camino.